Las epidemias en la antiguedad se interpretaron como un castigo divino, por tanto, imposible de prevenir. La idea de prevención tuvo que esperar hasta conocerse su naturaleza infecciosa, que brindaba la posibilidad de prevenir la infección. A dicho fin, las intervenciones médicas y sanitarias implementdas durante las epidemias han sido numerosas, pero no siempre han sido acertadas. Así, La vacuna de la viruela, descubierta por Janner, un medico rural Inglés, a finales del siglo XVIII (tras observar que los sujetos que adquirian una enfermedad de las vacas no sufrian la viruela) tardó 180 años en conseguir la erradicación de la enfermedad. ¿Quien puede dudar de que existieron múltiples errores en su distribución y aplicación a la población? De la misma forma, disponemos de pocos datos de la gripe de 1918, excepto que produjo 50 millones de muertes, dato suficiente para evidenciar el fracaso preventivo.
Las causas del control defectuoso
En muchas ocasiones las medidas tomadas no han sido apropiadas. Así, en 1900, en San Francisco, se decidió acordonar Chinatown, en un intento de contener un brote de peste bubónica (ya se sabía que las ratas y las pulgas estaban implicadas en la transmisión). Sin embargo, e permitió entrar y salir del barrio a los blancos (y presumiblemente a las ratas). Naturalmente, la intervención no controló el brote, fue racista y equivocada (la peste no entiende de razas, ni las ratas de barrio). Otras veces, medidas apropiadas no han sido seguidas por la población en riesgo. La sífilis debería haber finalizado en el siglo XX, tras la acertada recomendación a la población de un régimen estricto de monogamia, abstinencia de sexo promiscuo y protección sexual; pero no ocurrió así. Tampoco la penicilina, un tratamiento infalible, cuando estuvo disponible, erradico la sifilis. Las causas del fallo no estan completamente claras, pero la falta de acuerdo pudo jugar un papel inportante. Asi, en 1943, la Administración Médica de la Armada defendió: “el sexo no podía hacerse impopular”. Este nefasto eslogan, sin duda, dificultó la erradicación de la enfermedad. Incluso, algunos doctores recomendaron precaución con el uso indiscriminado de la penicilina, pues podía disminuir el cumplimiento de la precaución contra la promiscuidad, lo que aumentaría el número de contagio. Esto hace pensar que en el control de las epidemias el acuerdo de toda la poblacion es importante
Las epidemias en los ultimos 50 años.
En la segunda mitad de la década de los 70, cuando las epidemias parecían cosa del pasado, aparecieron dos nuevas epidemias; una de herpes y otra de Legionella (la denominada de enfermedad de los legionarios). Las epidemias dejaron de ser parte del pasado, pero lo cierto es que no se han podido erradicar y continuan con nosotros, como endemias. En 1981, se describio el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) que resultó ser una epidemia producida por un retrovirus; el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) que se contaminaba a través de la sangre afectando a comunidades especificas (sexo promiscuo, transfusiones, adicción parenteral, etc..,). Esta epidemia, que era iremediablemente mortalde, de haberse cumplido las recomendaciones preventivas, podía haberse contenido en la década de los 80, pero no fue así. Las recomendaciones fueron acertadas, pero los colectivos afectos pasaron de cumplirlas, incluso algunos se sintieron demonizados, lo que llevo a comportamientos inadecuados. Mas de lo mismo, erradicacion fallida.
Personalmente estuve implicado en esta epidemia tras descubrirse la terapéutica antirretroviral. De hecho, para mi tesis doctoral traté a 394 pacientes y los seguí personalmente. Por consiguiente, puedo afirmar de primera mano que esta epidemia, evidenció deficit de solidaridad social, incluso con rechazo de los colectivos afectos, que llevaron a conductas antisociales de los mismos. Sin duda, estos problemas fueron responsables del mal control epidemiológico obtenido. Aunque el descubrimiento de la terapéutica antirretroviral de alta eficacia, en 1996, redujo dramáticamente la mortalidad por esta infección, asocio problemas de distribución y tampoco finalizo la epidemia. Ni siquiera la terapéutica profiláctica recientemente recomendada de la píldora en el bolsillo ha conseguido disminuir los casos. Desgraciadamente, continúan existiendo nueva infecciones de VIH que . Como concluyó Allan Brandt “la promesa de una bala mágica contra el VIH nunca se ha cumplido”. Ni la de la vacuna.
Las epidemias en el siglo XXI
En 2002, asistimos estupefactos a la epidemia de SARS-Co-2002 y, diez años después, a la de MARS-Co, dos epidemias virales caracterizadas por infecciones respiratorias severas, con mortalidad del 9% y 30%, respectivamente, que alarmaron sobremanera la población, pero afortunadamente fueron pronto controladas mediante medidas preventivas, desapareciendo la alarma. Quizás estos sean los primeros ejemplos de la prevención moderna eficaz. Aunque parecia claro que el virus habia venido para quedarse, mediante mutaciones periódicas. de hecho, estas dos nuevas epidemias llevaron a afirmar a los expertos de la salud que, sin duda, ocurriría otra pandemia cuya difusión y severidad rivalizaría con la epidemia de gripe de 1918 y lo único dudoso era cuando ocurriría (1).
Desgraciadamente este predicho escenario llego en Diciembre de 2019, con la epidemia iniciada en Wuhan del Covid-19, que aún sufrimos como pandemia no controlada. Esta actual epidemia, mucho mas contagiosa que los otros coronariovirus, ha cambiado la forma de vida de la población Mundial. a fin de evitar contagios mos hemos tenido que confinar en casa y se han cerrado el comercio, las clases, las iglesias, las industrias, se ha parado la construcción, las fábricas y el turismo. Todo ello, con una repercusión económica grandísima.
Comportamieno social ante las epidemias
Las epidemias, como señalara Camus en su libro titulado La peste se presentan a la sociedad como un tremendo desastre. La respuesta social es un drama que se desarrolla en uatro actos: negación, reconocimiento, actuacion y terminación.
La fase de negación de la epidemia
Ocurre al inicio de la epidemia, cuando sus primeros signos son sutiles, casi imperceptibles para la población general que, por tanto, niega su existencia. Esta fase puede estar influenciada, entre otras cosas, por la tendencia natural de las personas de negar el peligro existente, así como por la tendencia innata a proteger sus intereses económicos. Consecuentemente, los ciudadanos y lo que es peor sus dirigentes, olvidan señales cruciales, por serles desagradables, que les permitirían analizar acertadamente el riesgo. Esta negacion se mantiene sólo hasta que la aceleración de la enfermedad y el número de muertos obligan a reconocer el problema, pero entonces la epidemia ha avanzado mucho.
La negación ha sido la tónica de nuestro gobierno, “la epidemia no llegará a España, no nos alarmemos”, o “estamos suficientemente preparados para lo que venga”, afirmaciones publicas claramente desafortunadas. tambien ha sido esta la actitud de nuestra población, encabezados por las manifestaciones feministas y desplazamientos deportivos que, sin duda, produjeron un aumento claro de los contagios. Las personas fueron incapaces de renunciar a sus ideologías, al igual que el portavoz del gobierno “si mi hijo me preguntara si puede ir a la manifestación, le diría que hiciera lo que quisiera. ¿Cómo puede obnubilar tanto la ideologia?
La fase de reconocimiento
La segunda fase, ante el tremendo incremento de contagios de la enfermedad y el número de muertos acaecido, es el reconocimiento de la epidemia; en esta fase, las personas exigen explicaciones y medidas. El Gobierno las ofrece casi siempre excesivas y, ocasionalmente desmesuradas. Este papel lo ha asumido, sobre todo, el Presidente, asumiendo toda la responsabilidad y se ha convertido en un presentador televisivo más que en un presidente (que debería, como mucho, señalar las noticias más importantes). Además, ha resultado repetitivo, monótono y simple y le ha faltado empatía, sensibilidad y credibilidad. Ha olvidado que se aprende con el tiempo y que él no lo ha tenido. Pura propaganda
La fase de actuacion e intranquilidad
La tercera fase es la de actuacion con las pertinentes explicaciones y medidas que, a veces, son desmesuradas, decididas de forma precipitadas. Por lo general, pretenden compensar la inactividad inicial. Sin embargo, dada su falta de mesura, en vez de ayudar generan respuestas de intranquilidad y preocupación exagerada en la población, o lo que es peor miedo. Esto, poco preocupa al gobierno, ya que puede favorecer estrategias dictatoriales, no siempre apropiadas. Recuerden el mejor aliado del poder dictatorial es el miedo. Esta tercera fase puede producir una reacción tan dramática y perturbadora en la población que puede llegar a ser peor que la epidemia misma (recuerden el sindrome postraumático). Tambien puede llevar a reacciones populares contra el gobierno, que pueden favorecer la insurreción y los conflictos sociales, incluido el cambio. Una situación que tememos esté pasando en nuestro país. El plan B, que segun el presidente no existe, sería destituirle.
Fase de resolución
Las epidemias finalmente se resuelven, bien por sucumbir a la acción social preventiva adoptada, o bien por qué las victimas susceptibles disminuyen lo suficiente (inmunidad de rebaño) para que el virus no encuentra su habitad.
Resume Rosenberg este escenario con el siguiente comentario: “las epidemias se inician en un momento en el tiempo, continúan durante un tiempo limitado en el espacio y en el tiempo, se acompañan de una relativa tensión que promueven una crisis individual y colectiva de carácter múltiple: sanitario, social, económico y político y, finalmente, se cierran”. Sin duda esto pasara con el covid-19, aunque el cierre veremos si es cierto y, si lo es, ¿cuándo ocurrirá?
Otros aspectos de la epidemia
Es notorio en todas las catastrofes, incluidas las epidemias, el deseo popular de asignar responsabiliddes. Así ha sido desde los cristianos que les culparon del incendio de roma, pasando por el pueblo judío que fue culpable de casi todo, en el Medievo y en el gobierno Nazi, hasta los alimentos exóticos distribuidos en mercados de Wuhan en nuestros días. Siempre alguien es culpable. Este discurso de culpabilidad, muy empleado por los partidos para mantenerse el poder o alcanzarlo, se exagera aprovechando divisiones existentes en la sociedad: de religión, raza, etnicidad, clase social o identidad de género. El cesarismo gálico de divide y vencerás, util contra el enmigo, pero que olvida la unión hace la fuerza del amigo que, sin duda, sería mas eficaz contra el virus, el enmigo comun. Los gobiernos de esta malvada forma se cargan de razón para desplegar su autoridad en forma de prohibiciones puntuales, cuarentenas o vacunaciones masivas, muchas veces dictatoriales y antidemocraticas. Esta etapa generalmente supone que gente con poder y privilegios, intervenga sobre gente sin poder ni privilegios, en una dinámica que promueve conflictos sociales. Dictadura o totalitarismo de Estado, una actitud totalmente inaceptable, por ser comportamientos antidemocráticos.
Por otra parte, no queremos dejar de señalar que las epidemias pueden tener aspectos positivos. Primero, ha sido señalado que las epidemias golpean las sociedades que las sufren, haciendo visible problemas latentes de ciertas estructuras de las mismas que de otra forma no son evidentes. El resultado es que las epidemias proporcionan un mecanismo para el análisis social, revelando lo que es importante para una población y que es lo que sus componentes verdaderamente valoran, permitiendo realizar cambios hacia mejor. De hecho muchos autores consideran que las personas saldran fortalecidas de esta crisis y las administraciones y los gobiernos más democraticos, aunque otros abigan por la proliferacion de los populismo. Ya veremoa. no debemos olvidar que algunos han señalado que sin guerra ni revoluciones los cambios conseguidos no han sido ninguno y estamos de acuerdo con esa opinión.
El futuro de la epidemia de Covid-19
Aunque el problema inminente es controlar la infección mediante medidas preventivas adecuadas y disminuir la morbi-mortalidad mediante antirretrovirales y vacunas eficaces, el problema futuro será minimizar los problemas que resultran de la epidemia, principalemnte economicos y laborales, aunque tambien fisiscos y siquicos. Decía Churchil que la mejor forma de manejar el futuro es conocer el pasado. Siguiendo su consejo estamos convencidos que será bueno analizar la tendencia y el ritmo evolutivo de la epidemia actual, a partir de los datos que disponemos que realizaremos en un próximo escrito: la epidemia actual de covid -19
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