Alcohol y salud 1

¿Es la ingesta de alcohol siempre perjudicial para la salud?

Algunos han sostenido que la ingesta de alcohol es siempre perjudicial. ¿Es esta afirmación cierta?

Es un hecho demostrado que la dosis de alcohol ingerida, como hábito, se correlaciona con la mortalidad cardiovascular y total. Sin embargo, la correlación no es lineal, es decir, en los estudios realizados, no se constata que a mayor ingesta etílica de la población general mayor sea la mortalidad, sino que la curva de mortalidad tiene una forma de “J”.

La mortalidad cardiovascular y la mortalidad total es menor en los sujetos que toman 20 – 30 gramos al día (30 – 50% menor según las poblaciones estudiadas) comparada con la mortalidad de los que no toman nada, o toman menos de esta cifra de alcohol. Sin embargo, la mortalidad aumenta con la toma de mayores cantidades de alcohol de las señaladas, sobre todo la mortalidad total. (NEJM 1997, 337: 1705-1714) (NEJM 1999, 341: 1557-1564). También está comprobado que la ingesta etílica, probablemente de mínimo nivel, aumenta el riesgo las enfermedades presentes señaladas, por lo que dicha ingesta estaría contraindicada en presencia de las mismas.

Debemos tener en cuenta que cada gramo de alcohol tiene 8 Kcal, por tanto puede deteriorar la obesidad y, sobre todo al depósito ectópico de grasa llevando a la esteatosis hepática, al Síndrome Metabólico y a la Diabetes Mellitus, o bien, si existen previamente, deteriorarlas. Son situaciones, por tanto, que contraindican el alcohol. Aunque el problema señalado se relacionaría más con el número de calorías y por tanto no es una contraindicación, sino más bien una recomendación preventiva. Qué duda cabe que en presencia de transaminasas elevadas, sea cual sea su causa, la ingesta está contraindicada.

 

Conclusiones

Ante dichas evidencias, los japoneses hace años adoptaron una medida casi salomónica. Si existe alguna de estas enfermedades, o bien antecedentes de cáncer o cirrosis en la familia del sujeto, contraindican la ingesta de alcohol. En  los demás casos, recomiendan la ingesta de 20 gramos en mujeres y 30 en hombres. No se sabe por qué las mujeres son más susceptibles al efecto del alcohol y las dosis toleradas son menores, algunos lo han achacado a una eficacia menor de la alcohol deshidrogenasa, pero no está confirmado.

Para concluir, estamos totalmente de acuerdo con la recomendación señalada, recomendar alcohol tras descartar contraindicaciones o situaciones de riesgo y es la que empleamos en nuestra práctica diaria. Ya señalamos en una nota anterior que la conducción no significa ni una gota de alcohol, se pueden beber menos de 30 gramos sobre todo con la comida sin problemas como los defectos de percepción y de coordinación motora. Aunque no puedo descartar problemas legales.

Alcohol y conducción

¿Cómo afecta el alcohol a la conducción?

Ha sido señalado que cualquier nivel de alcohol produce defectos de percepción y de coordinación motora que dificulta la condicción, por tanto la recomendación de los medios suele ser: “cuando conduzca ni una gota de alcohol”. ¿Es esto cierto?

En un estudio bien diseñado se demostró que los defectos de percepción y de coordinación motora acontecían sólo cuando se alcanzaban niveles en sangre de 10 mmol/l. Esto nos indica que algo podemos beber sin tener problemas neurológicos que deterioren nuestra capacidad de conducir. La pregunta pertinente es: ¿Cuánto podemos beber para no alcanzar dichos niveles?

Otro estudio vino a ofrecer la respuesta a la respuesta anterior. Para ello, se estudiaron los niveles medios de alcohol alcanzados en sangre, tras la ingesta de una dosis fija de alcohol, consistente en ingerir 2 medidas de 150 ml de alcohol al 5%, lo que supone 15 gramos de alcohol (similar a 1,5 cañas de cerveza). La concentración sanguínea de alcohol alcanzada dependió de las características de la ingesta. Se midieron por separado los niveles en sujetos que ingirieron el brevage con estomago vacio, con estomago lleno, con ingesta de grasa saturadas y con ingesta de grasas insaturadas.

Los resultados fueron que los niveles sanguíneos de alcohol alcanzados tras ingesta con el estomago vacio se superaba el nivel de 10 mmol/l, pero no así cuando se tomaban con el estomago lleno. Además, en este último caso, los niveles dependían del tipo de grasa ingerido, cuando esta era saturada los niveles eran aproximadamente de 10 ng/ml, mientras que cuando la ingesta era de grasa insaturada, los niveles eran mucho menores.

Por tanto, se puede beber una copa de vino, o bien una o dos cervezas, siempre que se ingiera alimento, sobre todo si lleva ácidos grasos insaturados.